José Eugenio 'Cheché' Hernández entendió que el tradicional esquema (4-2-3-1) que se venía implementando en el Deportes Tolima incluso desde la era de Alberto Gamero no era la mejor opción para retomar el camino de la victoria, por tal motivo, decidió volver a aplicar un dibujo táctico que en un principio había intentado utilizar en Ibagué.

Cuatro defensores, un hombre cabeza de área, cuatro volantes y un delantero (4-1-4-1) le dieron equilibrio al equipo, lo hicieron ver diferente, le permitieron conseguir dos anotaciones, sacar su arco en cero y registrar varias aproximaciones a gol, aspectos que hoy tienen a la 'tribu' en la casilla 11 de la tabla de posiciones a sólo dos puntos del octavo lugar.

No obstante, el simple cambio de módulo quizás no hubiera tenido tanto éxito -si es que acaso no resulta exagerado calificarlo de esa manera- sin la inclusión de jugadores que inexplicablemente permanecían en el olvido y/o habían sido borrados pese a que su rendimiento -en menos minutos que los habituales e inamovibles titultares- era superlativo en el terreno de juego.

Rafael Carrascal, César Quintero, Sergio Mosquera y José David Lloreda le dieron un 'aire' diferente al fútbol del equipo, hasta el mismo Víctor Ocampo que entró 'enchufado' a recuperar pero también a generar fútbol desde la mitad.