El Coronavirus tomó con total sorpresa a  las marcas e hizo que la mayoría pasaran por un proceso dominado por el pánico, la adaptación y finalmente el aprendizaje. Sin embargo, este último no ha sido el mejor de los casos para muchas firmas que no dejan de pensar en KPI’S o indicadores de medición para cumplir metas de ventas cortoplacistas.

Lo ideal es que las marcas no se queden en el comportamiento que tuvieron en abril o mayo, es decir actuando bajo el miedo y la ansiedad.

Está claro que no podemos pensar en eventos de grandes aforos, en lanzamientos de marcas con experiencias arriesgadas y menos en obviar la nueva realidad marcada por protocolos y algunas limitaciones.

El tiempo y las lecciones han sido suficientes para cumplir con lo inmediato y poder proyectar mejores resultados a mediano y largo plazo. Si las compañías no salen del círculo de la ansiedad, lo que hoy denominan “efectividad inmediata” las puede estar llevando a sacrificar mejores resultados para el año 2021.
 
¿Dónde están quedando las estrategias de fidelización, las acciones de reputación corporativa, las tácticas de diferenciación, la publicidad que genera recordación y posicionamiento y las inversiones en servicio al cliente?

De estos aspectos dependen millones de ventas futuras,  la recompra y la mejor publicidad del mundo: el voz a voz.

Si nos quedamos detenidos en el presente, pensando en buscar clientes solamente por internet , vamos a sacrificar el futuro y a un cliente que quiere más que un producto o un servicio una marca con identidad y principios semejantes a él.

Diego F. Jiménez A
Gerente Agencia Informa
Consultor en comunicaciones y publicidad