5 cosas que aumentan la probabilidad de que termine debiendo en la esquina
Más de la mitad de las familias colombianas tiene algún tipo de deuda pero no todas sus obligaciones son con entidades formales como bancos, almacenes de cadena o fondos de empleados.
El 30% de los hogares en las ciudades y el 40% de los rurales tienen deudas informales y están en manos de tenderos, prestamistas, amigos, casas de empeño y vendedores por catálogo, de acuerdo con la encuesta longitudinal de la Universidad de los Andes.
Recientemente cuatro investigadoras del Banco de la República descubrieron algunos factores que aumentan las probabilidades de que termine en manos de los informales. Los análisis corrieron por cuenta de Ana María Iregui, Lilia Alba Melo, Teresa Ramírez y Ana María Tibín quienes usaron la información de la encuesta de los Andes para sus modelos y escribieron el documento "Determinantes del acceso al crédito formal e informal".
Estos son los 5 factores clave:
1) Tener poca educación
Según la investigación los años de estudio aumentan las opciones de que una familia acuda al banco y reduce la tendencia a vivir al fiado.
Por ejemplo, en el campo las probabilidades de que alguien deba en la tienda se reducen 2% si el jefe de hogar terminó el bachillerato, 7% si estudió una carrera técnica o tecnológica y 10% si fue a la universidad.
2) Tener bajos ingresos
Entre mayores sean los ingresos de su familia menos probable es que tenga deudas informales. En otras palabras: las familias más pobres son las que tienen menos opciones de acceder a crédito formal y los más ricos tienen las mejores opciones.
3) Tener otras deudas
Abrir un hueco para tapar otro es una de las razones por las que los hogares buscan crédito informal. Las opciones de buscar este crédito son hasta 20% mayores si la plata es para pagar otras deudas.
4) Necesitar el dinero para ropa o comida
Cuando se necesita dinero para cubrir estas necesidades básicas aumenta la probabilidad de que venga de una fuente informal, especialmente en el campo. En la zona rural es 46% más probable que termine pidiendo fiado para ropa o comida que para otros usos.
Según la encuesta, el 72% de los colombianos en el campo acude a los tenderos cuando necesita financiar vestido y alimentación.
En contraste, cuando la plata es para comprar casa o montar un negocio aumentan las probabilidades de tener un crédito con instituciones formales.
4) Tener un trabajo informal
Tanto en el campo como en la ciudad las personas que reciben un salario tienen más probabilidades de acceder a un crédito formal que quienes tienen trabajos más informales o inestables. Por ejemplo, los jornaleros tienen 7% más probabilidad de tener crédito informal y 5% más de deber en la tienda, mientras que quienes tienen su propia finca tienen más opciones de acceder a un banco.
En ciudad tener un contrato a término indefinido aumenta las opciones de tener crédito formal lo que puede ser una señal de que los prestamistas ven como una garantía este tipo de vinculación al trabajo.
¿Por qué importa la diferencia entre el crédito formal y el informal?
De acuerdo con el documento la mayoría de países en desarrollo tienen un amplio mercado de crédito informal y han tratado de entenderlo durante muchos años. En Colombia esa clase de crédito está destinado a financiar las necesidades de consumo de muchos hogares, especialmente de los que tienen menores recursos, pero no necesariamente está financiando la inversión o la producción.
El crédito informal tiende a ser más costoso y algunas veces más riesgoso que el formal.Una muestra de ello son los ‘paga diario‘ o gota a gota que cobran intereses de hasta el 10% diario. En contraste la tasa máxima permitida para las entidades que ofrecen microcréditos está en el 53,13% anual en este semestre.
Por su parte, organismos como el Banco Mundial sostienen que la falta de acceso a la banca puede perpetuar las condiciones de pobreza en los países, ya que los individuos no tienen como financiar su propia educación o invertir en su salud de modo que puedan generar más ingresos para el futuro. Esto ha llevado a que muchos gobiernos del mundo se pongan como meta aumentar la inclusión financiera, es decir el acceso a servicios de crédito formales.
Otros hallazgos interesantes
De acuerdo con la investigación la probabilidad de que tengamos algún tipo de deuda aumenta a medida que nos acercamos a los 35 años pero se reduce a partir de ese momento: mientras envejecemos se reduce nuestro apetito por préstamos o nuestro acceso a ellos.
Además, la probabilidad de tener al menos un crédito es mayor para los casados y separados con relación al grupo de comparación con los solteros y viudos en la zona urbana.
Fuente Revista Dinero (Leer Nota Original)