“Pedro Pablo Contreras, artífice de su propio destino": Alberto Santofimio Botero
Mi recuerdo de Pedro Pablo Contreras, viene de un lejano día de la infancia cuando ante mis ojos asombrados pasó frente a la casa de mi familia, en el Barrio La Pola, un desfile de seis automóviles último modelo, que llevaban como distintivo el emblema de una paloma rectilínea diseñada por el célebre pintor y escultor, el Maestro Julio Fajardo, acompañada de la leyenda VELOTAX.
En el primer vehículo, sonriente y entusiasta iba al timón, el gestor de ese hazaña empresarial, en la pequeña aldea de aquellos años.
La movilización arrancó del Parque López de Galarza, con el alegre estrepito de sirenas y pitos, recorrió toda la carrera tercera hasta la calle sexta, bajó por la carrera segunda hasta la calle 19, de allí tomó la carrera quinta que entonces terminaba en la calle 25, frente a la estatua tradicional de la Virgen, donde se iniciaba la salida de Ibagué hacia la capital de la República. Con el vertiginoso correr de los días Velotax fue creciendo, aumentó, considerablemente su poder automotor, con buses y busetas que recorrían, primero las más apartadas regiones del Tolima y luego la ruta esencial hacia Bogotá y más adelante, hasta diversos departamento del país.
Alguna vez, en un debate en el Senado de la República, afirmé que la verdadera Colombia, comenzaba donde terminaba el pavimento. Vale decir que para conocer entonces, cabalmente, nuestra nación, había que recorrer aquellos primitivos senderos carretales que nos llevaban a la genuina profundidad de nuestro departamento y de la nación, escalando las empinadas cordilleras, en las altas montañas donde el verde de todos los colores, del que habló el poeta Aurelio Arturo, miraba hacia los nevados y las nubes o en el soleado esplendor de la heroica tierra tolimense, en los yermos caminos del pecho de nuestra inmensa llanura similar a la que describía Azorín en sus libros sobre los pueblos quijotescos de Castilla y de la Mancha ,en España.. Por esos accidentados caminos, entre remolinos de polvo, en el verano, y desafiando huecos, avalanchas y avenidas de lodo, en los inviernos persistentes.
La empresa de Contreras comenzó a competir con Rápido Tolima, cuya sede inicial fue Armero y luego amplió su estadio de acción bajo la visionaria dirección de Alfonso Parra Pérez a toda la región y a remotos destinos nacionales.
A Contreras y a Parra, los separaba casi siempre, la sana competencia comercial, pero los unía la devoción sincera por las ideas liberales, el espíritu laborioso y progresista y una honda y entrañable pasión por las cosas del Tolima.
Como amigo de ambos tuve que manejar con discreto tino esta compleja relación, sin que jamás mi aprecio por los dos se viera afectado. Con el tiempo Parra se decidió por la acción política y electoral con evidente fortuna, escalando posiciones en el Concejo de Ibagué, la Asamblea del Tolima, la Cámara de Representantes y el Senado de la República, con insobornable lealtad a mi jefatura, con el respaldo de amplios sectores populares y la acción social decidida de Myriam, su leal esposa y compañera, Contreras prefirió dedicarse, exclusivamente, a su labor de dirigente nacional del transporte y a apoyar con vivo entusiasmo las causas políticas o cívicas que reclamaban su concurso.
No se dedicó a la política pero jamás fue indiferente a ella y la consideró siempre parte esencial de sus preocupaciones de buen ciudadano, de liberal de tiempo completo y de tolimense íntegro.
Vivió éxitos, satisfacciones y sufrió, también en silencio con dignidad conmovedora, el duro impacto del dolor y la tragedia en su vida íntima y con estoicismo y valor ejemplares, lo encaró valiente, teniendo el apoyo admirable del amor de su vida, Anita su sombra tierna, amable y compañera. Por su larga y fecunda vida, como protagonista y testigo de toda una época del acaecer tolimense y colombiano, varias generaciones de coterráneos compartieron con él episodios imborrables del destino colectivo y así lo reconocieron complacidos y justicieros.
Pedro Pablo Contreras fue todo un personaje de la ciudad y del Tolima entero y así habremos de recordarlo agradecidos, quienes tuvimos el privilegio de su amistad, y el conocimiento cabal de las nobles acciones de su espíritu bondadoso".