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La discapacidad de la Personería en Ibagué

Ese empoderamiento y buen ejemplo que da la entidad llamada a proteger los derechos humanos, debería ser replicada por todas y cada una de las personerías municipales en este país.
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Álvaro Montoya
Crédito
Ecos del Combeima
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1 Dic 2024 - 10:30 COT por Álvaro Montoya

La gente piensa que la discapacidad es una enfermedad y que además esa cosa es contagiosa; fue lo que escuchamos decir al exconsejero presidencial Jairo Clopatofsky Ghisays. Pues eso parece ser lo que sucedió con la Personería Municipal de Ibagué, se le pegó esa cosa y ahora está trabajando como institución y como un todo, por ayudar a remediar tan malos síntomas, especialmente por la indiferencia social, económica, gubernamental y hasta pública con estas personas, que fácilmente podrían sumar el 5% de la población nacional.

Ese empoderamiento y buen ejemplo que da la entidad llamada a proteger los derechos humanos, debería ser replicada por todas y cada una de las personerías municipales en este país, sumando además, el control administrativo que desde allí se pueda ejercer para que alcaldías y alcaldes hagan lo propio.

La Personería en Ibagué ha tomado la iniciativa de poner sobre la mesa y avanzar en la defensa de estos derechos, aprovechando la normatividad vigente y la política pública existente. Así esta entidad viene evidenciando y promoviendo buenos ejemplos que sobre el particular se está dando, pues ya son mucha las empresas y organizaciones que lo vienen haciendo con lujo de detalles.

En un conversatorio realizado por la personería en la Universidad del Tolima, este organismo de control municipal puso en evidencia lo bien organizada que está la universidad, donde hoy en su población universitaria cuenta con  más de 750 alumnos y  profesores con marcadas limitaciones físicas y sensoriales, pero inmejorables condiciones locativas y académicas, aunque lo que efectivamente llama la atención de sus instalaciones, es la autopista de rampas que mal contadas superan las 280, más una cantidad casi innumerable de canaletas y táctiles de riesgo para personas ciegas o discapacidad visual, y especialmente un extraordinario edificio de accesibilidad plena con rampas piso a piso donado por la Gobernación del Tolima.  

Otro buen ejemplo organizacional inclusivo es el Centro Comercial la Estación en todo el país y especialmente en Ibagué, donde están vinculadas más de una docena de empleados en labores cotidianas y de seguridad.

Pero lo anterior pareciera la excepción, porque falta mucho como país y más como ciudad, en el entendido que, si somos bendecidos y bien tratados por la vida misma, llegaremos a viejos y es allí precisamente en ese momento que nuestras limitaciones se hacen exponenciales y ahí sí transitaremos por los caminos que hoy construyamos para hacer la movilidad mas fácil, segura y accesible.

Podríamos entonces de verdá verdá, empezar por el Sistema Estratégico de Transporte Público como la gran oportunidad de cambio para esa movilidad excluyente que hoy tanto acosa la persona y prioriza el motor con buses inapropiados, andenes deformes e inadecuados, ocupados por vehículos como si fuesen parqueaderos no regulados, vías sin semáforos peatonales ni señales indicadas para personas con movilidad reducida.

Teniendo ya la normatividad y también la voluntad, podría pensarse que falta solo ese detonante llamado SEPT para iniciar todo ese cambio cultural necesario y urgente en busca de una movilidad segura e incluyente que priorice la gente. Ello ha sido un error histórico por corregir, empezando por el acceso a las iglesias, centros administrativos, sedes gubernamentales, entidades bancarias, colegios, edificios residenciales, locales comerciales, y hasta la movilidad al interior de nuestras propias casas.

Que bueno defender aquellos que, por su discapacidad, difícilmente salen a protestar, a exigir sus derechos, aquellos que no bloquean vías ni tampoco se alzan en armas, y que solo esperan del estado lo que a bien tenga darles, siendo invisibles casi siempre ante los ojos de las autoridades gubernamentales.

Que bueno entonces por ellos, y que bien por la Personería Municipal de Ibagué y el mismo Personero, que hayan tomado como propio esa quijotesca lucha.