En un operativo coordinado por la Dijín de la Policía Nacional y la Interpol, se logró la captura de una mujer identificada como alias Carolina, acusada de ser cómplice de Jairo Amaya Ruiz, conocido como el 'monstruo del Tequendama'. La detención se realizó en el municipio de San Antonio, donde Carolina es señalada de haber permitido el abuso sexual y la producción de contenido pornográfico con sus hijas menores de edad.

Según las investigaciones, alias Carolina habría facilitado durante aproximadamente ocho años que Jairo Amaya Ruiz abusara sexualmente de sus hijas y produjera material pornográfico. Este contenido fue distribuido en la dark web, luego de que una alerta desde Washington, Estados Unidos, pusiera en aviso a las autoridades sobre la existencia de tales materiales.

Las pruebas en su contra incluyen más de 32 gigabytes de videos y fotos que documentan los abusos, encontrados en dispositivos de Amaya Ruiz. En algunos de estos videos, se observa claramente a Carolina presenciando los abusos y hasta participando en la grabación de su hija desnuda en presencia de otras menores. Además, se ha establecido que recibía bienes como computadores, teléfonos inteligentes y útiles escolares a cambio de este contenido ilícito.

Alias Carolina enfrenta cargos graves, incluyendo acceso carnal violento, actos sexuales con menores de 14 años, proxenetismo con menores, pornografía infantil y utilización de medios de comunicación para promover actividades sexuales con menores de edad. Ha aceptado los cargos y se encuentra en prisión preventiva mientras se determina su condena.

Las menores afectadas han sido puestas bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde recibirán apoyo psicológico y protección para superar los traumas sufridos. La captura de Carolina marca un hito en la lucha contra la explotación sexual infantil y el tráfico de material pornográfico, resaltando la importancia de la cooperación internacional para desmantelar estas redes de abuso.

Las autoridades continúan investigando para identificar cualquier otra persona involucrada en estas actividades delictivas, con el objetivo de prevenir futuros abusos y garantizar justicia para las víctimas. Este caso subraya la urgente necesidad de fortalecer las medidas de protección para los menores y de intensificar la persecución de quienes perpetran y facilitan estos crímenes atroces.