En la tarde del lunes 30 de diciembre, un ataque sicarial frente a la panadería Pan y Miel, ubicada sobre la avenida Centenario en el norte de Armenia, Quindío, terminó con la vida de Mario Patiño Aguirre, comerciante tolimense, y su hijo Jhon Mario, de 12 años. Ambos se encontraban a bordo de una camioneta de alta gama color blanco cuando fueron interceptados por sicarios, quienes les dispararon en múltiples ocasiones antes de huir del lugar.

El violento suceso ocurrió alrededor de las 3:40 de la tarde, según el reporte preliminar de las autoridades. Al llegar al sitio, agentes de la Policía Nacional encontraron a las víctimas con graves heridas; sin embargo, fallecieron en el lugar debido a la severidad de los impactos de bala. Este hecho ha sido calificado como un caso de alta prioridad por parte del Departamento de Policía Quindío.

Las primeras investigaciones revelaron que Mario Patiño Aguirre tenía un amplio historial delictivo, con 25 anotaciones en el Sistema Penal Oral Acusatorio, de las cuales 11 eran como indiciado. Entre los delitos registrados en su contra se destacan porte ilegal de armas de fuego, violencia intrafamiliar, lesiones personales, falso testimonio, uso de documentos falsos, contrabando y omisión del agente retenedor. Las autoridades no descartan que este historial pueda estar relacionado con el ataque, aunque insisten en que todas las hipótesis están siendo consideradas.

El doble homicidio ha generado una fuerte consternación en la comunidad de Armenia. Comerciantes y residentes del sector norte expresaron su preocupación ante el aumento de los actos violentos, particularmente en áreas comerciales. A su vez, organizaciones sociales lamentaron profundamente la muerte del menor de edad, quien, según versiones preliminares, no estaba involucrado en actividades ilícitas.

Para esclarecer los hechos, las autoridades han desplegado un equipo especializado que se encuentra revisando cámaras de seguridad de la zona y recolectando testimonios de posibles testigos. Sin embargo, hasta el momento no se han realizado capturas relacionadas con el caso.

La comunidad sigue a la espera de respuestas por parte de las autoridades, mientras este hecho se convierte en un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad frente a la violencia que persiste en la región.