Doña Carmen, la madre barrista que empezó a ir al estadio después del asesinato de su hijo
Carmen Luz Ortiz de sesenta años de edad y con un amor profundo por el Junior de Barranquilla, es una de las integrantes de la barra Los Kuervos. Llueva, truene o relampaguee no se pierde un partido en el estadio de ‘los tiburones’ y se ha vuelto un rito de encuentro con su hijo Leonardo, a quien hace 12 años una bala perdida le arrebató la vida, pero su corazón de madre le dice que desde el cielo ve jugar al equipo.
“Yo ingresé a Los Kuervos porque cuando pasó lo de mi hijo tres amigos de él vinieron a mi casa y me dijeron que quería que fuera al estadio. Era mi primera vez. Yo fui familiarizándome con los pelados y me volví la madre de los chicos y las chicas. Ellos ahora me dicen madre”, agrega la señora Carmen.
Carmen encontró cientos de hijos adoptivos en medio de la barra, a quienes llegó para llenar el vacío por la ausencia de su hijo. Ahora, como buena madre, les da consejos a los jóvenes del grupo y los cantaletea para evitar que se peleen con los miembros de las barras de otros equipos.
“Yo a veces me meto en las peleas de ellos. Me agarran y me dicen: “madre, quítese de aquí que nosotros vamos a pelear, pero ya los muchachos se han concientizado. Nosotros estamos luchando para que no haya tanto vandalismo en los estadios porque han muerto muchos muchachos a costa de tanta pelea, y eso a uno le da tristeza. Gracias a Dios lo de mi hijo no fue en medio de una de esas peleas”, cuenta la madre barrista.
Por otra parte, Carmen impulsa y acompaña a cerca de 342 barristas del Junior, en general, para que participen en un programa de capacitación de la Gobernación del Atlántico, quienes podrán abrir su propio negocio tras ser capacitados en áreas como carpintería, maquillaje, soldadura, electricidad, entre otras habilidades.
En su caso, decidió aprender técnicas de tintura y cepillado para el cabello, mientras trabaja para tener su propia peluquería, posiblemente en sociedad con algunos/algunas miembros de la barra. Además, asegura que más que los amigos de su hijo, encontró una nueva familia con quienes comparte una misma alegría: la del fútbol y amor por el Junior.