Colombia, un país desmotorizado y congestionado
De acuerdo con el estudio de la firma norteamericana especializada en transporte y datos de movilidad INRIX, una persona en Bogotá pierde en promedio 122 horas al año en el tráfico.
El reporte también identifica a Medellín y Cali dentro del top cinco de las ciudades más congestionadas en la región con 91 y 66 horas perdidas al año respectivamente.
Cabe mencionar que, la flota vehicular en Colombia es pequeña, de hecho, si se compara con otros países de América Latina, Colombia es uno de los que menos vehículos matrícula en relación a su población; el índice promedio de vehículos por cada mil habitantes en América Latina es de 10 y en el país es de cinco.
Al hacer la comparación con los países OCDE, la relación del número de vehículos en circulación con relación a la población es de 104, ocupando la penúltima casilla.
Aun así, las ciudades colombianas enfrentan severos problemas en la movilidad urbana generando pérdidas en la productividad y salud.
Según un estudio del Departamento Nacional de Planeación, en Colombia se pierde el 2% del PIB al año por efecto de los trancones, cifra que equivale a unos 16 billones de pesos, comprometiendo seriamente la productividad y la calidad de vida de los colombianos que se ve reflejado en su salud física y mental.
Otros impactos asociados con la congestión vehicular tienen que ver con la calidad del aire, de acuerdo el DNP, los costos en la salud asociados a la degradación ambiental en Colombia ascienden a $15,4 billones de pesos (1,93% del PIB de 2015) asociados a 10.527 muertes y 67,8 millones de síntomas y enfermedades. Gran parte de este costo está asociado a las emisiones originadas por la obsoleta flota vehicular que circula en las ciudades.
Las medidas que hasta ahora han tomado las Alcaldías para garantizar el flujo vehicular es la restricción a la circulación de los vehículos a través del pico y placa. Sin embargo, las medidas restrictivas generan una enorme afectación económica que limita el crecimiento económico del país y de las regiones.
Para el presidente de Andemos, Oliverio García, “El creciente deterioro en la movilidad urbana se debe en gran medida al vertiginoso crecimiento de la población urbana y la incapacidad de las ciudades para atender los servicios públicos que exige este crecimiento, por lo que el nuevo Plan Nacional de Desarrollo es una gran oportunidad para potenciar el desarrollo de las regiones para descongestionar a las ciudades principales, planificar el crecimiento de las ciudades y articular los diferentes modos de transporte al servicio de los ciudadanos para que operen de manera articulada”.
En materia de movilidad, tanto en Colombia como en América Latina, se ha llegado a la paradoja de restringir la movilidad para tener movilidad. Ese es un territorio complejo y delicado, en tanto que toda restricción es negativa y el sector automotor genera mucha actividad transversal.
Sin duda el crecimiento de la población, el aumento de la flota vehicular y el déficit de infraestructura pública, afectan los indicadores de movilidad en las ciudades Colombianas generando enormes retos al Estado para garantizar una movilidad fluida en las ciudades.
El líder gremial sostuvo que “Colombia debe acelerar las decisiones en materia de movilidad ya que en los años venideros nuestras ciudades seguirán presentando un incremento importante en su población que cada vez demandará más modos de transporte. Bogotá requiere al menos 15 líneas de metro por lo que urge poner en funcionamiento a la mayor brevedad al menos la primera línea para comenzar a descongestionar las vías y facilitar los traslados de los ciudadanos. No nos podemos dar el lujo de retrasar estas obras porque se agudizan más los problemas de movilidad que ya tiene la ciudad”.