A lo largo de los años, se ha debatido extensamente sobre la necesidad de atraer inversión a Ibagué y al departamento del Tolima. Sin embargo, lamentablemente, estas discusiones no se han traducido en una apuesta real de las autoridades locales.

Nuestros esfuerzos hasta el momento han sido tímidos y fragmentados. Se han llevado a cabo labores de recolección de información y se han nombrado a responsables, pero lamentablemente, estos esfuerzos han carecido de un respaldo presupuestal sólido y de un equipo técnico capacitado. Nos hemos enfrascado en interminables debates administrativos sobre la creación de una agencia de promoción de inversión, mientras cada vez se expiden nuevas Ordenanzas y Acuerdos para celebrar innumerables eventos conmemorativos a temas culturales a los cuales se terminan asignando recursos anualmente para dar cumplimiento a los mismos, sin considerar adecuadamente la importancia de atraer nuevos recursos y empresas a nuestra región.

Es innegable que existe un temor arraigado a comprometer presupuesto en iniciativas de alto impacto como la atracción de inversión. Sin embargo, debemos entender que esta es una inversión con un potencial de retorno económico significativo para nuestra ciudad y nuestro departamento. La agencia de promoción de inversión debe ser vista como una entidad capaz de generar un retorno tangible en términos de cooperación e inversión, tal como lo demuestra el ejemplo de Medellín, donde cada peso invertido anualmente en la ACI Medellín genera $17 pesos en cooperación y $303 pesos en inversión.

Para cambiar este panorama, se requiere una apuesta ambiciosa respaldada por metas claras en nuestro plan de desarrollo. No basta con establecer objetivos vagos y poco tangibles asociados a la “Formulación e implementación de una estrategia de atracción de inversión o de Promoción como destino de inversión”. Debemos fijar indicadores concretos en términos del monto de nuevas inversiones nacionales y extranjeras reportadas, así como el monto de cooperación técnica y financiera nacional e internacional recibida, para poder evaluar nuestro progreso de manera efectiva.

Es fundamental que la visión de nuestros gobernantes quede plasmada de manera clara en este plan, alineando así las prioridades y esfuerzos. Solo de esta manera podremos consolidar las discusiones en acciones concretas que nos lleven a la atracción de inversiones reales y, con ello, a la creación de nuevos empleos y oportunidades para nuestra comunidad.

Para lograrlo, es esencial contar con un equipo técnico altamente calificado, con experiencia en áreas clave como el mercadeo territorial, la cooperación internacional y la gestión de inversiones. Este equipo debe ser una combinación de conocimiento local y experiencia global, capaz de establecer relaciones efectivas tanto a nivel nacional como internacional. Con el fin de generar capacidades regionales en un ámbito en el que actualmente carecemos de experiencia, debemos apostar por la captación de perfiles con una sólida trayectoria en la atracción de inversiones. Esto será un factor clave para garantizar la efectividad de la agencia, reduciendo la curva de aprendizaje.

En conclusión, el logro de nuestros objetivos en la atracción de inversiones para el Tolima radica en nuestra capacidad de convertir las palabras en acciones concretas. Es solo a través de una firme determinación y la asignación de recursos humanos y financieros adecuados que podremos hacer realidad nuestras aspiraciones. Es esencial reconocer que, además del establecimiento de una agencia de promoción de inversiones, debemos implementar medidas concretas para mejorar de manera continua el clima de negocios en nuestra región.