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El Tolima arde en llamas

Estos incendios han abarcado un área de aproximadamente 12 mil hectáreas, afectando cultivos de mango, caña panelera y maíz. Las pérdidas en flora y fauna son incalculables, devastadoras, tristes e irreparables.
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Alejandro Rozo
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21 Sep 2024 - 21:16 COT por Alejandro Rozo

La intensa sequía que afecta al país y especialmente al departamento del Tolima, se debe a diversas causas interrelacionadas, como el fenómeno de El Niño, el cambio climático, la deforestación, el uso insostenible del agua, entre otros factores. Esta combinación de elementos se convierte en una amenaza significativa para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad hídrica en los municipios de cabecera y centros poblados.

El fenómeno de El Niño se origina principalmente por el aumento de la temperatura en las aguas del océano Pacífico, lo que afecta los patrones de precipitación en diversas regiones del mundo como Colombia. Este calentamiento genera una reducción en las lluvias provocando la sequía que enfrenta el Tolima.

El cambio climático es un fenómeno independiente que incrementa la sensación térmica debido al aumento de las temperaturas globales, esto causado principalmente por la devastadora "mano invisible" del ser humano. Estas temperaturas extremas y sin precedentes, generan sequías prolongadas e intensas en todo el país.

Una deforestación permanente que se presenta desde hace décadas ha provocado una compleja reducción de la cobertura vegetal a nivel continental, nacional y en el departamento del Tolima, disminuye la capacidad del suelo para retener agua. Esto reduce el caudal en la red de microcuencas, subcuencas y cuencas, aumentando la intensidad de la sequía. Los procesos de deforestación alteran el ciclo hidrológico, afectando la formación de nubes y la cantidad de lluvia en la región. La expansión de la frontera agropecuaria, impulsada por una agricultura irresponsable y mal planificada en los planes de ordenamiento, así como la ganadería intensiva en zonas no aptas, se convierten en factores que agravan el problema.

Otro factor que exacerba la situación es el uso insostenible del agua, esto debido principalmente a un aumento descontrolado en la demanda como consecuencia del crecimiento poblacional, el inadecuado urbanismo en el territorio y el desarrollo de actividades económicas como la agricultura, la industria y el turismo sin un principio de ordenamiento alrededor del agua genera una mayor presión sobre los recursos hídricos disponibles. La gestión inadecuada del agua, a partir del otorgamiento de licencias para proyectos de vivienda en áreas sin mayor capacidad de recurso hídrico suficiente, es una de las principales causas del estrés ambiental que afecta los servicios ecosistémicos.

Cada territorio tiene características particulares. En el caso del departamento del Tolima, su topografía hace que la orientación de las montañas influya en la distribución de las precipitaciones y la ocurrencia de sequías en áreas específicas.

Las consecuencias de esta tragedia son inmensas: 30 municipios han sido afectados por incendios forestales, hasta ayer permanecían activos 16 incendios forestales como el del municipio de Ortega. Estos incendios han abarcado un área de aproximadamente 12 mil hectáreas, afectando cultivos de mango, caña panelera y maíz. Las pérdidas en flora y fauna son incalculables, devastadoras, tristes e irreparables.

Lo más grave aún está por venir: estos incendios masivos derivarán en una mayor escasez de agua para consumo humano, pérdidas en la agricultura y la degradación de ecosistemas estratégicos.

Para enfrentar esta sequía y mitigar los terribles efectos, es necesario implementar un plan de choque serio y responsable que contemple estrategias transversales e integrales en los ámbitos de adaptación y mitigación del cambio climático, gestión sostenible de los recursos hídricos, reforestación, concientización y educación ambiental. Es de vital informar y concientizar a la población sobre la importancia del agua en cuanto a su conservación, ahorro y reaprovechamiento.

La sequía en Tolima es una situación que requiere la intervención de todos los actores de la cuádruple hélice: gobierno, empresa, academia y comunidades locales. Aplaudo la intervención decidida de los gremios económicos del Tolima y de la gobernadora Adriana Magali Matiz por proteger el medio ambiente, la biodiversidad y las comunidades afectadas, este no solo es un problema del gobierno departamental y de las administraciones municipales como muchos creen; este es un problema de todos, es un problema de la humanidad.

Este no es un asunto de colores políticos: la flora y la fauna están por encima de cualquier interés ideológico, los animales que mueren quemados en los incendios forestales no pueden ser víctimas de la inmadurez e inconsciencia de los seres humanos. Esperemos que el gobierno nacional en cabeza de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres UNGRD, apoye esta tragedia ambiental, económica y social que estamos viviendo en El Tolima.