Entorno para los negocios
No es coincidencia que el Tolima como su capital estén tan mal en materia de inversión privada y atracción a la inversión como fórmula para su crecimiento económico y desarrollo integral, ya que los dos, tanto departamento como capital están sumamente graves en el entorno para los negocios.
Es que primero y habiendo identificado nuestras fortalezas, no las hemos aprovechado ni potenciado, y segundo, amenazas como la inseguridad territorial y la insolvencia fiscal, nos atormentan tanto que consumen gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo. Y es que sin seguridad no hay confianza inversionista ni desarrollo territorial, como lo advirtió acertadamente y hace muchos años el expresidente Uribe.
El índice Departamental de Competitividad nos pone en evidencia, al ubicar al Tolima y su Entorno para los Negocios, por allá en el puesto número 20, resaltando la nula disposición en la facilitación de tramites, con calificación de 1,26 y rezagados ahí sí al puesto número 27, y con ello una pésima tasa de registro y participación empresarial. Así entonces es muy complicado que llegue la nueva inversión y las apuestas del capital privado, que finalmente son la señal que indica que todo tiende a mejorar.
Ahora Ibagué como capital está mucho peor, pues fue calificada en el pilar del Entorno para los Negocios con 3.43 sobre 10 y desplazada al puesto número 31 de las 32 ciudades medidas en ese Índice de Competitividad 2024; y peor aún ya en trámites y competencia que incluye la facilitación, la concentración en los sectores secundario y terciario, ocupando el puesto 32 de 32 o sea el último, por debajo de Mitú, Leticia, Mocoa, etc, etc. No es justo con nuestra capital que no se entienda ni dimensione la importancia de facilitar la llegada de nuevas empresas promoviendo el mejor de los entornos para aterrizar esos capitales que podrían estar generando los miles de puestos de trabajo que tanto reclama esta ciudad campeona nacional del desempleo como el pago de los tributos necesarios para construir una autonomía presupuestal. Tampoco es gratis ese trofeo y ese karma, y en cambio, si es muy grande el reto que tienen las administraciones locales, como el nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Ibagué por hacer hasta lo imposible por evitar la fuga de capitales y talento humano, como todo lo necesario para facilitar la llegada de nuevas inversiones y le generación de ese nuevo empleo.
Por ello es que se torna tan grabe la situación en departamentos como el Tolima y su capital Ibagué, por que no se ha encontrado la fórmula ideal para mejorar en ese entorno económico para los negocios, y pasar de soñar a convertirnos en un verdadero centro de inversiones como se lo propone la gobernadora y como lo promueve nuestra alcaldesa. No es un reto menor, es el mayor de ellos y quizá el más urgente, pues es el único camino para crear autonomía presupuestal y una eficiencia fiscal tal, que no afecte o afecte menos, cualquier determinación gubernamental en este sentido, por ser tan centro dependientes.
Recortes por más de 120 mil millones para el Tolima en materia de regalías es un desastre y mas aún, cuando de ello depende la lucha contra la desigualdad, la inseguridad, el analfabetismo, y el mismo desempleo que reina en la capital como en todo el departamento.
Y es aquí donde toca recordar la sugerencia del rector José Manuel Restrepo cuando insiste que las regiones deben desarrollar una estrategia productiva intersectorial que descubra no solo para que son buenas, sino que las haga aún mejores. Un ¨Tolima Emergente¨ como estrategia, para encontrar un camino de progreso no dependiente del presupuesto nacional, tal como lo hace hoy Antioquia como departamento o Cartagena como ciudad, donde sus propias apuestas van más allá de un gobierno y su entorno para los negocios facilita como promueve con lujo de detalles la llegada de esa indispensable e imprescindible inversión privada como pública, cuando así se disponga.
Más que importante es urgente avanzar en esa estrategia de autonomía y eficiencia presupuestal, para no quedarnos con las ganas de convertirnos en un verdadero centro de inversiones e inmersos en las formulas de un gobierno centralista como el nuestro.