No ha existido una semana de este gobierno en la que no estalle un escándalo por la actuación del presidente Petro, de su equipo, de sus familiares, de los miembros de su partido o de sus amigos cercanos. El de esta semana, fue la designación que hizo el presidente de quien sería el nuevo Embajador de Colombia en Tailandia, Daniel Mendoza.

Para quienes no saben quién es Daniel Mendoza, es reconocido por haber realizado un documental llamado “El Matarife”, en el que hace alusión directa al expresidente Álvaro Uribe Vélez; también, es militante activo y radical del pacto histórico, tanto así, que en las elecciones regionales de 2023 fue candidato al concejo de Bogotá. Pero más allá de lo anterior, sus publicaciones en redes sociales lo muestran como un hombre polémico y controvertido.

Fueron precisamente sus escritos en la red social X, los que desataron una ola de críticas a su designación como embajador, pues en ellos, hace comentarios ofensivos, violentos, despectivos y discriminatorios hacia la mujer, que fueron rechazados por todos los sectores de opinión, políticos, colectivos de mujeres, la vicepresidenta y Defensora de Pueblo, entre otros.  Es que leerlo es sencillamente desagradable.

Ayer, en un video, Daniel Mendoza rechazó la designación hecha por Petro para ser Embajador en Tailandia y aclaró que eran apartes de una “obra literaria” escrita por él; no obstante, lo que causa malestar es la defensa que el propio Petro hizo ante la decisión de nombrarlo, en una de sus acostumbradas alocuciones, en donde habla de todo menos de lo importante para el país, dijo que: “había que respetar las diversas manifestaciones de amor”. Como si escribir: “quiero una niña salvaje que no cuide las uñas ni se afeite la vagina, bien marrana entre las sábanas, que de vez en cuando los viernes se drogue poquito, pero con varias cosas. Una niña sin garantías con la que siempre tenga que usar condón. Una como tú.”, fuera una genialidad digna de exaltar.

Hay que estar muy enfermo para escribir algo como eso, además creer que es una gran obra literaria y peor aún, defenderlo, como hizo nuestro flamante presidente, es un exabrupto. En este gobierno respeto por la carrera diplomática, no hay defensa de la vida y mucho menos de las mujeres, la misoginia y la violencia de género es el común denominador de varios de sus colaboradores; es la revelación de que los dirigentes del mal llamado gobierno del cambio no son buenos seres humanos y que jamás construirán un proyecto serio y sólido por el futuro del país.