Lo que será la política de Estado de Donald Trump frente a Suramérica y Colombia
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, marcará un profundo cambio en la política exterior de los Estados Unidos hacia Suramérica y particularmente hacia Colombia. Este gobierno seguramente estará inclinado a la confrontación ideológica, especialmente en un enfoque de seguridad hemisférica. Es necesario reconocer que la situación global ha cambiado considerablemente desde su mandato anterior (2017-2021). A pesar de estos cambios, los principios y actitudes del exmandatario se mantendrán, especialmente en la lucha contra el narcotráfico, la migración y la postura anticomunista.
Trump es conocido por priorizar el enfoque "América Primero" y “América para los americanos” o doctrina Monroe, que consiste en una agenda centrada en los intereses económicos de los Estados Unidos. En cuanto a Suramérica, el gobierno de Trump buscaría expandir su influencia económica principalmente a través de acuerdos comerciales. Para Colombia, país que ya tiene un Tratado de Libre Comercio TLC con los Estados Unidos, Trump podría presionar para revalidar este acuerdo, asegurando que los beneficios del tratado favorezcan principalmente a los sectores económicos clave en su país.
Esta situación generará presiones venideras a causa de las tensiones ideológicas. Seguramente el presidente Petro mantendrá su enfoque progresista, mientras el presidente Trump se enfocará en el discurso hegemónico entorno a la seguridad y la estabilidad económica en la región, prefiriendo gobiernos más alineados con sus políticas conservadoras con ideologías de centro derecha.
Uno de los principales aspectos de la política exterior de Trump para con América Latina y especialmente con Colombia, será la lucha contra el narcotráfico. El evidente incremento de las áreas sembradas con coca durante los últimos años preocupa sobre manera a los Estados Unidos. Donald Trump frente a esta preocupación podrá adoptar una postura aún más dura hacia Colombia, si la administración del presidente Petro mantiene políticas blandas con las disidencias, grupos guerrilleros y narcotraficantes.
En este sentido no se harán esperar las alianzas con sectores de centro derecha que abogan por mantener la seguridad en Colombia bajo un enfoque militar como en el pasado. Para el nuevo gobierno de los Estados Unidos la disminución en la aplicación de medidas como la extradición y la flexibilización de las políticas antidrogas podría ser vista como una derrota en cuanto a la seguridad regional, e incluso ideológica, por lo que se podrá recortar la asistencia económica y la cooperación en seguridad.
En cuanto a procesos migratorios Trump adoptará una postura muy restrictiva hacia los migrantes, especialmente los provenientes de toda América Latina. En el caso de Colombia, esta postura generará enormes complicaciones teniendo en cuenta que el país es uno de los principales orígenes de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos a través de Centroamérica y México. El gobierno de Trump aumentará la presión sobre Colombia para evitar que los migrantes lleguen a la frontera estadounidense, exigiendo medidas más estrictas de control migratorio, lo que generará tensiones diplomáticas y consulares.
La mayor diferencia entre Trump y Petro radica en lo ideológico, pues el presidente Trump ha sido un firme crítico de los gobiernos de izquierda en América Latina, en especial aquellos con inclinaciones comunistas, y es muy probable que vea con desconfianza a un presidente como Petro por sus propuestas económicas y políticas progresistas. Estas enormes contradicciones o diferencias ideológicas podrán derivar en complejos escenarios diplomáticos para Colombia, afectando los avances en las relaciones comerciales bilaterales. Peor será la situación diplomática si el presidente Petro sigue el camino de acercamiento con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, en el cual está por verse si este último legitima las elecciones fraudulentas en el vecino país.
El auge de China como potencia mundial y la cercanía de Venezuela con Rusia podrán obligar a Trump a mantener las relaciones con Colombia gracias a la importancia estratégica en la región. A pesar de las diferencias ideológicas, Trump podría intentar mantener una relación funcional con Colombia.
La política de Trump hacia Colombia será una política de confrontación que, si no es bien sorteada y amortiguada desde la cancillería, afectará enormemente la cooperación en temas de desarrollo social y, peor aún, las relaciones comerciales bilaterales. Las diferencias ideológicas con Gustavo Petro serán el eje central de esta relación donde las tensiones entre el enfoque conservador de Trump y el progresismo de Petro se convertirán en un tema recurrente que definirá el rumbo de la diplomacia entre ambos países en los próximos años. Los analistas y observadores políticos nacionales e internacionales estarán alquilando balcón en primera fila para seguir de cerca este proceso de la geopolítica regional.