¿Y si la culpa no es de las vacas?
Por muchos años he tenido una gran pasión por el campo y un amor desbordado por la ganadería. Labor que he desarrollado en varias etapas de mi vida, oficio que aprecio, que aprendí de mi papá y que me ha permitido conocer grandes amigos como Carlos Gustavo Silva, actual gerente del Comité de Ganaderos del Tolima y con quien he tenido charlas muy amenas sobre la importancia de este sector para nuestra región.
El departamento del Tolima cuenta actualmente con un inventario ganadero de aproximadamente 800 mil cabezas de ganado, distribuidas en los 47 municipios que lo conforman. Para esta actividad se han destinado más de un millón cien mil hectáreas, lo que representa un promedio inferior a un animal por hectárea. Esta situación ha generado debates entre técnicos y críticos de la ganadería, quienes señalan un posible uso ineficiente del suelo, así como los impactos negativos asociados, como la contaminación y el efecto adverso sobre la producción agropecuaria; argumentan, además, que muchas de estas tierras podrían tener una vocación diferente y más sostenible.
Tal vez esas opiniones técnicas tengan un sentir muy fervoroso, con nuevas tendencias populares, pero no hay que tomar todo como hecho cierto sin tener en cuenta otras consideraciones y aspectos que a futuro se pueden mejorar. Cuando hablamos del uso de la tierra, tendemos a asumir que todas las empresas agropecuarias pueden manejar de la misma forma, sin embargo, la ganadería presenta una perspectiva distinta, ya que a menudo se desarrolla en terrenos que no son aptos para la agricultura, ya sea debido a las condiciones del suelo o a limitaciones agrologísticas.
Por ello, es fundamental tener un criterio claro sobre lo que buscamos en términos de producción agropecuaria. En este contexto, la ganadería desempeña un papel clave al permitir aprovechar tierras que, en su mayoría, no son apropiadas para una agricultura tecnificada; claro que hay que mejorar, por eso concuerdo con muchos promotores de los sistemas de silvopastoril como una alternativa optima para mejorar la producción, aumentando la carga de animales por hectárea, reducir la huella de carbono, cambiando pasturas con arbustos y árboles que generen sombra y mayor cantidad de alimento.
Ahora bien, últimamente se tiende a culpar al ganado por el calentamiento global y en esta parte quiero que hagamos una reflexión: durante pandemia el mundo se detuvo por un tiempo y los muestreos de la caída de los gases de efecto invernadero fueron superiores al 40%, pero las reses siguieron comiendo, procesando los alimentos y por supuesto generando gases como todos los seres vivos, entonces la culpa no es de las vacas. Por eso no es momento de seguir buscando responsables donde no los hay. Es momento que el Tolima continúe fortaleciendo la genética de su hato ganadero, especialice la producción de carne o leche según las características de cada región y transforme un sector del cual dependen, directa o indirectamente, más de 40.000 familias. Un sector que, sin duda, debe ser motivo de orgullo para todos los tolimenses.
Sé que estamos viviendo el auge del café de alta especialidad y que se están realizando grandes esfuerzos para mejorar su calidad. Sin embargo, no debemos perder de vista la importancia de fortalecer un Tolima ganadero con gran potencial productivo. Este sector no solo puede optimizar su rendimiento, sino también aprovechar sus paisajes ganaderos de trópico bajo y alto como un atractivo turístico, generando nuevas oportunidades de ingreso para los productores y diversificando la economía regional. Por ello, es fundamental reivindicar y valorar un oficio noble y próspero como la ganadería, evitando los prejuicios que en ocasiones se promueven desde el Gobierno Nacional, donde lo político a menudo interfiere con lo productivo. Señoras y señores, como bien dice el comercial: no coma cuento, coman carne, y si es del Tolima, ¡mucho mejor!
Omar Julián Valdés Navarro
- Administrador de empresas
- Profesional en ciencias militares
- Especialista en gestión del talento humano
- Especialista en derecho administrativo
- Magister en administración de empresas