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Desafíos y retos para el sector arrocero

No podemos olvidar que las grandes crisis suelen ser el punto de partida para las mayores transformaciones.
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Suejto
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Suministrado
1 Mar 2025 - 19:00 COT por Ecos del Combeima

Desde hace algunos días, diversos sectores políticos, administrativos y agroindustriales han alzado la voz con firmeza ante la grave crisis que enfrenta el sector arrocero, no solo en nuestro departamento sino en todo el país. Las quejas son múltiples: alto costo de los insumos, bajos precios de venta del arroz, elevados arriendos y las tarifas por el uso del agua. A esto se suma la preocupación de muchos productores por la especulación desmedida de los molinos, cuyos manejos poco éticos generan fluctuaciones injustas en los precios del cereal, afectando directamente a quienes lo cultivan. Sin embargo, en este escenario complejo, resulta improductivo iniciar una cacería de brujas en busca de un único culpable, cuando esta crisis se ha gestado durante años.

Es fundamental destacar que, en el Tolima, se cultivan anualmente entre 92 y 96 mil hectáreas de arroz en dos cosechas, a diferencia de los productores del Llano, que solo realizan una al año. Alrededor de 20 mil productores en 25 municipios dependen de este cultivo, que se ha consolidado como el más representativo, dentro de los transitorios, en nuestra región.

La industria arrocera genera más de 80 mil empleos directos, sin contar los puestos indirectos y los que surgen a lo largo de la cadena de comercialización y transformación del cereal. Además, el valor de la cosecha arrocera en el Tolima supera el billón de pesos anuales, lo que la convierte, después del café, en la segunda actividad productiva que más aporta al PIB del departamento.

Por estas razones, entre muchas otras, el arroz es un pilar fundamental de la economía tolimense.

Ahora bien, una vez comprendida la importancia del arroz en el Tolima y las razones detrás de las quejas del sector, es crucial analizar los escenarios que podrían conducir a una solución. El próximo 3 de marzo, los arroceros del Tolima se unirán a productores de otros departamentos en un paro nacional, como medida de presión para que el gobierno atienda sus peticiones. Aunque sus reclamos son válidos desde una perspectiva neutral, en algunos aspectos resultan limitados y con un enfoque demasiado inmediato.

Por ejemplo, uno de los principales señalamientos es la especulación de precios por parte de los molinos. Sin embargo, el problema de fondo radica en que la mayoría de los productores en Colombia no comercializan el arroz como paddy seco, sino que deben venderlo recién cosechado. Debido a que el grano comienza a fermentar rápidamente tras la recolección, los arroceros se ven obligados a venderlo de inmediato, quedando a merced del precio que impongan los compradores. Esta situación es particular de Colombia, ya que en otros países los productores almacenan y comercializan el arroz seco, lo que les permite regular la oferta y tener mayor control sobre el precio de venta.

En lugar de continuar con los subsidios al almacenamiento de arroz —que en años anteriores no se tradujeron en mejores precios para los productores y terminaron beneficiando principalmente a los molinos— es necesario impulsar una transformación real del sector. Esto implica fomentar el almacenamiento eficiente y el secado del grano por parte de pequeños y medianos productores, permitiéndoles conservar sus cosechas y vender el arroz a lo largo del año. Con esta estrategia, se reduciría la dependencia de importaciones durante las temporadas sin cosecha.

Asimismo, es clave fortalecer programas de investigación productiva como AMTEC, que optimiza la productividad mediante la transferencia de tecnología y conocimientos, mejorando así la competitividad del sector. A esto debe sumarse un control más riguroso de los precios fijados por los molinos y una mejor planificación de las cosechas, evitando la sobreoferta que suele generarse cuando coincide la producción del Llano con la del Tolima.

No podemos olvidar que las grandes crisis suelen ser el punto de partida para las mayores transformaciones. Por ello, estoy convencido que la difícil situación que hoy enfrentan nuestros arroceros puede convertirse en una oportunidad para impulsar cambios significativos y abrir el camino hacia una etapa de mayor prosperidad y desarrollo para el sector agroindustrial del departamento.

Omar Julián Valdés Navarro

  • Administrador de empresas
  • Profesional en ciencias militares
  • Especialista en gestión del talento humano 
  • Especialista en derecho administrativo
  • Magister en administración de empresas