Presidente, lo que venimos a pedir no es lo que queremos
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Impronta dejada por una delegación boyacense ante el expresidente López Pumarejo hace casi un centenar de años, que semeja mucho a lo expresado por una delegación de Ibaguereños ante el presidente de sus empresarios que busca ayuda del sector privado para aunar esfuerzos en la urgencia por mejorar la movilidad urbana, arreglar vías y tapar huecos a todo lo largo y ancho de la capital musical.
La mandataria de los ibaguereños como la misma ciudad, espera de los ciudadanos empresarios algo más que una pronta y positiva repuesta a esta particular solicitud, espera de ellos un gran plan donde muchos quepan y todos pongan, pues la urgencia está en superar ese histórico pero infinito rezago vial que se calculaba en centenares de millones hace pocos años, pero que hoy toca hacerlo en billones de pesos. Condición desesperante que ha permitido que algunos indolentes y mal nacidos, la apoden ¨Ibaguecos¨, sin entender que este karma no ayuda cuando el propósito común es emerger como un buen vividero y hacer de Ibagué una ciudad de oportunidades.
Fe en lo que estamos haciendo, manifestó Trump al mundo para continuar diciendo que esa fe ha hecho que los empresarios estadounidenses sigan reinvirtiendo en su propio país. Eso mismo debemos creérnoslo en Ibagué para seguir sumando acuerdos, y todo aquello que nos corresponda como ciudadanos, así sea solamente el hablar bien de nuestra ciudad.
Con las nuevas mandatarias del Tolima y su capital, ha mejorado sin duda la credibilidad en lo público y la confianza inversionista, se conserva la esperanza, se ha conciliado más fácil la diferencia y se ha coincidido en lo fundamental, y especialmente se ha hecho de lo público una oportunidad para servir y no servirse. Con ello también, se ha renovado la interacción institucional y sostenido la seguridad territorial, pero particularmente ha mejorado notablemente el recaudo de impuestos como la eficiencia fiscal.
La alcaldesa levantó la mano pidiendo ayuda para mejorar la movilidad urbana, y ahí estuvo y está su gobernadora dispuesta a construir la obra vial más grande e importante que pudiese tener Ibagué por muchos años, y seguro también estamos, que juntas se ingeniarán nuevas vías y obras que mejoren la movilidad urbana y esa deteriorada malla vial, que ha padecido por décadas la ciudad capital de los tolimenses.
Ahora bien, no ha llegado aún el turno a los ciudadanos empresarios de anunciar su respuesta y apuesta en temas de movilidad urbana y mejoramiento vial. Apuesta de ciudad que se espera significativa, progresiva, equitativa y eficaz, pero especialmente viable. Una apuesta vial que por supuesto beneficie la actividad comercial misma, pero que también responda al querer ciudadano, que pueda ser supervisada por los comerciantes empresarios, emprendedores, vendedores, dolientes y la misma comunidad, que sea un ejemplo de obra y una razón más para creer en lo nuestro y en nuestra querida capital musical.
Presidente, lo que venimos a pedir no es lo que queremos; sí queremos que nos ayude a tapar huecos, pero en realidad lo que queremos y esperamos de ustedes, es una apuesta mucho mayor demostrando lo grande que es el empresariado local y regional, queremos una obra u obras de gran valor estratégico, económico y social; queremos que nos convoque y nos incluya en esa apuesta así sea para cruzar los dedos y pedir que todo salga bien, que se vea el progreso y llegue la prosperidad; queremos ver una alianza de lo privado con lo público para hacer de Ibagué una ciudad bonita, aseada y sin huecos, con buenas vías y espacios para la gente, queremos igualmente un empresariado fuerte y una administración pública eficiente como transparente.
Quedamos atentos, muy atentos, al cómo esa fórmula empresarial sumada a otros aliados, al Repartidor Vial de Mirolindo con la disponibilidad plena de la gobernación, más todos los recursos ya presupuestados desde la administración municipal, logra alcanzar ese ideal de medio billón de pesos ($500.000 millones) e impactar como se debe, quebrando el espinazo de este mal que tanto atormenta y afea la ciudad.