La marcha del 21 de abril
Anticipo que la manifestación de hoy va a ser multitudinaria, pues la difusión que ha tenido, la convocatoria que vienen haciendo lideres gremiales, políticos y de opinión, sumado a los continuos desaciertos del presidente Petro y su gobierno, son motivo suficiente para que los ciudadanos hagan sentir su inconformismo.
No obstante, hay algo que es muy importante precisar, no se trata de ser tibio, se trata de ser objetivo; quienes hoy salgan a manifestarse no los hace Uribistas, de hecho, muchos de los que estamos inconformes nunca lo hemos sido, criticar la forma en la que está manejando este país el presidente Petro no nos hace ni paramilitares, narcotraficantes y mucho menos Uribistas. También, es necesario que el sentido de patriotismo y de amor por Colombia esté totalmente desmarcado de las ideologías políticas que nos han querido imponer y que nos tienen en una polarización absoluta.
Si Petro estuviera haciendo las cosas bien, más allá de su clara tendencia política de izquierda, habría que reconocerlo, porque si a Petro le va bien como gobernante nos va bien a todos, pero lo que viene pasando desde que asumió su mandato y que lo tiene con un índice de desaprobación del 60%, indica que no son las elites, ni la oposición orquestando golpes blandos, ni el Lawfare que falsamente se le atribuyó a la Rama Judicial, ni mucho menos los medios de comunicación, somos una buena porción de ciudadanos que de una u otra forma no estamos de acuerdo con la ligereza, improvisación e intenciones de este Gobierno.
Lo que hoy va a pasar es un contundente llamado al respeto, respeto por la democracia, el Estado Social de Derecho, respeto por las instituciones, a la Constitución con la que se hizo elegir democráticamente y a la que juró defender y acatar cuando se posesionó Petro como presidente y, sobre todo, el respeto a la separación de poderes y al sistema de pesos y contrapesos del Estado.
Todos soñamos con mejor país, en donde no haya un solo colombiano que pase un día sin comer, en donde no haya muertes violentas, en donde se reduzcan las brechas de desigualdad, existan oportunidades laborales estables y de calidad al igual que el acceso a la educación superior, con un sistema de salud mejorado que no sea instrumento político para ahondar la fractura social de la sociedad; todo lo anterior es un anhelo común y no de un sector político o ideológico.