La vocación del servicio público
En medio de todo el agite político que está sucediendo en el mundo, lo que está viviendo Estados Unidos con su elección presidencial, lo que pasa en países como Argentina, Salvador, Venezuela y el nuestro obviamente; me llevó a hacer una reflexión sobre cómo debería ser el ejercicio del servicio público moderno.
Según León Duguit, tratadista francés, definió el servicio público como toda actividad cuya realización debe ser regulada, asegurada o controlada por los gobernantes porque es indispensable para la realización o el desenvolvimiento de la interdependencia social y que es de tal naturaleza que no puede ser asegurada completamente sino mediante la intervención de la fuerza gobernante. Sin embargo, el concepto de servicio Público ha ido mutando a través del tiempo; debido a los cambios políticos, sociales, económicos, culturales y demás.
Hoy, la necesidad del servicio público impone una nueva dinámica a la hora de ejercer el poder, pues no basta con mover el aparato estatal para satisfacer ciertas necesidades de los ciudadanos. Se requiere que los gobernantes realmente tengan vacación de servicio, que dejen de lado el culto al ego que solo irradia una natural prepotencia que los desconecta de la realidad y del contexto que vive la sociedad.
Se necesita una enorme capacidad de trabajo y sacrificio, ya que la atención y el cuidado de los habitantes y sus territorios debe ser las 24 horas del día, los 7 días de la semana; toda vez que, la resolución efectiva y eficaz de los problemas demanda sentido de la solidaridad, constancia, disciplina, cercanía con la gente y así entender cuáles son sus inquietudes, expectativas y sueños.
Por último, es indispensable tener el conocimiento de la estructura del estado, como funciona, de proyectos, contratación, fuente de los recursos; el conocimiento, marca la ruta de acción para diseñar las estrategias que cimentarán las bases del futuro de las próximas generaciones.
Así las cosas, para querer hacer parte del ejercicio de lo público se necesita mucho más que ganas. Para algunos, es llamativo tratar de hacer política o escalar en espacios de poder por sus beneficios, pero desconocen todo lo que hay detrás, el proceso. Como dice un gran amigo: “les gusta la leche, pero odian la vaca”.