Impacto climático sobre el café colombiano
El cambio climático amenaza los cultivos de café en Cundinamarca causando una disminución de 12% en la producción de sacos y pérdidas por más de $1.000 millones a los caficultores de la región. Esta es la conclusión principal de una investigación de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales y la Gobernación de Cundinamarca, que busca determinar qué tan vulnerable es la producción del grano ante los efectos negativos que causa el clima impredecible.
Según el estudio, los derrumbes ocasionados por el aumento en la intensidad de las lluvias ocasionan pérdidas de áreas productivas o generan taponamiento de vías, afectando de forma directa la comercialización del café. Sin embargo, señala Piedad Zapata, coordinadora del informe, “hacen falta estudios que permitan cuantificar las pérdidas económicas generadas por la variabilidad climática en las zonas rurales”.
“A la fecha, se registra un efecto directo de la variabilidad climática sobre la actividad cafetera en el país según informes preliminares de la Federación Nacional de Cafeteros que apuntan a que desde años anteriores, la producción de café en Colombia alcanzó los 7,8 millones de sacos, 12% menor al nivel registrado en 2010”, destaca el informe.
La investigación, que se comenzó a ejecutar en 2014 y cuenta con la participación de la Corporación Latinoamericana Misión Rural y la CAR Cundinamarca, advierte que si no se toman las medidas, se presentará una disminución drástica de la productividad y calidad del grano, debido a los factores descritos anteriormente.
De permitirse que una situación tal llegara a desarrollarse, se afectaría la economía y el sustento de más de ocho mil de familias cafeteras que dependen de esta actividad en el Departamento.
En la actual etapa del estudio, se están analizando los ecosistemas cafeteros de los municipios de Tibacuy, Pacho y San Juan de Rioseco para determinar cómo se están afectando y de esta forma proponer medidas de adaptación basadas en sistemas agroforestales.
“Las principales amenazas observadas son la escasez y la baja calidad del agua, así como la variación en los ciclos climáticos anuales, que no les permite predecir las temporadas húmedas y secas para planear las labores del cultivo”, advierte Zapata.
El estudio busca estrategias de adaptación y mitigación para que el cambio climático no afecte al gremio y no se generen pérdidas por cerca de los $4.500 millones.