Bogotá, mi ciudad, mi casa: La estrategia de cultura ciudadana de Bogotá
Como ibaguereña que lleva varios años viviendo en Bogotá, puedo decir que pasar de la provincia a la capital es un cambio significativo. Adaptarse no es fácil: el clima frío, la inmensidad de la ciudad, su ritmo cosmopolita y hasta la forma de vestir marcan una transición desafiante. Sin embargo, a pesar de estos retos, me siento profundamente orgullosa de mis raíces ibaguereñas. Cuido mi ciudad natal, me preocupo por su desarrollo y trato de aportar, desde donde esté, un granito de arena. Al mismo tiempo, viviendo en Bogotá me surge una reflexión recurrente: ¿De quién es Bogotá? ¿A quién le pertenece esta ciudad?
Después de muchos años de vivir aquí, Bogotá se ha convertido en mi ciudad. Es un sentimiento que creció paulatinamente, forjándose con el paso del tiempo y encontrando sentido en mis experiencias diarias. Mi hijo nació en Bogotá, llevo aproximadamente 13 años construyendo mi vida aquí, y tengo un trabajo que amo profundamente y que está intrínsecamente relacionado con esta ciudad. Como Gerente de la Fundación Nacional Batuta en Bogotá-Región, todos los proyectos que lidero buscan mejorar la calidad de vida de poblaciones vulnerables en Bogotá, utilizando la música como herramienta de transformación social.
Creo firmemente en el poder de la cultura y la educación como agentes de cambio, y por ello, la campaña de cultura ciudadana del distrito, Bogotá, mi ciudad, mi casa, me ha llegado de una manera especial. Este mensaje, liderado por la Secretaría de Gobierno y su secretario Gustavo Quintero, nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la ciudad, recordándonos que, aunque no hayamos nacido aquí, somos parte de Bogotá. Es un llamado a la responsabilidad y también al amor y al orgullo por una ciudad que ofrece oportunidades y donde los sueños se pueden cumplir.
En un mundo donde las ciudades enfrentan retos crecientes de convivencia, sostenibilidad y cohesión social, Bogotá ha tomado una decisión audaz al apostar por la cultura ciudadana como eje central para fortalecer su tejido social. A través de un enfoque integrador que combina políticas públicas, participación ciudadana y pedagogía, esta iniciativa está marcando un precedente que merece reconocimiento y análisis.
Aunque el concepto de cultura ciudadana no es nuevo, el programa Bogotá, mi ciudad, mi casa renueva este propósito y lo pone en la agenda pública. Promueve un término que me resulta fascinante: la bogotanidad, una palabra que encapsula el orgullo de ser bogotano y el compromiso con la ciudad que habitamos. Este mensaje es un llamado al cuidado y la apropiación, un recordatorio de que esta ciudad nos pertenece y que es nuestra responsabilidad sentirla propia.
De cara a los cambios que se avecinan, como la puerta en marcha del metro, considero que es crucial reforzar estas estrategias en las instituciones educativas. Formar una ciudadanía consciente y comprometida con su ciudad será fundamental para afrontar los retos que traerá esta transformación.
Finalmente, quiero felicitar al alcalde Carlos Fernando Galán y a su excelente equipo de gabinete por poner la cultura ciudadana en el corazón de Bogotá. Han logrado una iniciativa que no solo inspira, sino que también promueve un cambio real en cómo habitamos y entendemos nuestra ciudad.
Greis Cifuentes PhD