Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Tolima
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

Arnulfo Sánchez López o el arte de mover multitudes

50 años con la batuta de Ecos del Combeima. Por: Carlos Orlando Pardo.
Imagen
Crédito
Ecos del Combeima
2 Sep 2020 - 9:56 COT por Ecos del Combeima

Con una forma calentana de expresar su saludo al comenzar el noticiero que más se oye en estas tierras, con ese buenos días alargado, con su voz delgadita y su manera gritona, Arnulfo Sánchez López, el único periodista que en repetidas ocasiones y durante muchos años ha movido las más espectaculares multitudes en la capital del Tolima, explota, con su estilo al hablar que según él aprendió de Jaime Pava, la clara identidad del tolimense. El corresponsal del diario El Tiempo durante más de un cuarto de siglo, el que interpreta con certeza en los medios el seguimiento popular, organizó una portentosa serenata que bajo el nombre de El Tolima le canta a Colombia,  reunió como nadie en la historia, más de cincuenta mil personas en el parque Manuel Murillo Toro. Pero no como estatuas transportadas sino entonando música folclórica, mostrando el palpitar de nuestra gente y el alma de la raza. Germán Santamaria, en una de sus crónicas maestras, calificó este acto como el coro más grande del mundo. Solo él, con una paciencia de artesano, con cálculos marcados, hace volcar el pueblo hacia las calles sin distingos sociales o políticos. Mas siempre en el evangelio de su vida que invita a la alegría y a la fiesta, a los convites cívicos y a todo lo que resulte en beneficio de la ciudad entera. Rompiendo la monotonía del encierro y el estar cotidiano, Arnulfo Sánchez ha dejado la impronta de cambiarle el ritmo y la tonada a esta meca musical de la república. Varios inolvidables desfiles de año viejo, el más cálido reconocimiento a las figuras cimeras de Emeterio y Felipe, un conmovedor S.O.S.  de la música nacional  y hasta un Gran Derby Tolimense o carrera de burros, sin contar los cielos poblados de cometas para tiempos de agosto u otro de sus logros, movilizar al pueblo que reclama reinstalen el servicio de teve por antena parabólica, los que implican parte del inventario de un mago de la voz y de la pluma que convoca y no pierde su llamado.

Las Peripecias de Comienzo

Este audaz periodista, hijo de un comerciante y una madre dedicada a labores de casa, sólo estudió hasta tercero de bachillerato porque en su pueblo natal, Villarrica, era el máximo grado. Sin embargo, desde el curso primero tuvo varios problemas. Se enfrentó en medio de su timidez y la práctica de ningún deporte, al terror que le producían las matemáticas. De allí que tuviera que repetir el año por tres veces. Todavía recuerda aquella vieja casa de dos plantas, construida en madera, sin patio, donde el profesor Joaquín Corrales, con una vara en mano, imponía disciplina. Y más aún, cada una de las calles del poblado donde transcurre su infancia hasta que los tiempos aciagos de la violencia rompen aquel encanto comarcano. Entonces surge al frente la salida. Su padre, un hombre analfabeta que se auto proclamaba “El Fefe” y militante del conservatismo, debe salir huyendo. Desde aquel nueve de abril, cuando asesinan a Gaitán, el hombre, agazapado durante nueve días en un zarzo, le hace el quite a la muerte. Sentir el desconcierto al ver a los mismos compañeros de colegio ingresar a los grupos de venganza, no lo olvidó jamás. Por eso, deciden trasladarse al Espinal, convirtiendo en una humilde tienda el almacén bonito que tenían. Cambiar la costumbre de sus ojos recreados en la montaña, en el parque de siempre y en los rostros, experimentar que le llovía otro clima, traumatizo su vida.

De maestro de escuela a locutor

Una beca de Emiliano Puentes lo llevó a hacer tercero allá en el Isidoro, el colegio famoso de los espinalunos. Su padre, que no tenía plata ni ideas, advierte el periodista, antes de pensar enviarlo a otro sitio le consiguió un empleo. Eran los días en que a gente le pedía a los jefes que nombraran de algo a sus hijos. Aunque sea de maestros, les decían. Y así fue aquí. Un nuevo camino se le ofreció con una especie de profesión para gente fracasada, según ciertos criterios miopes.

Tres años abría de durar ejerciendo la docencia con el apodo de el maestrico, con su paso lento y su traje de pantalones y zapatos blancos, su flacura en extremo y la secreta verguenza de tener que llevar los niños a la iglesia o a actos culturales. Todo duro hasta terminar su tercer año de bachillerato y mientras corría 1953, dos aconteceres le cambiaron el rumbo. Pusieron La Voz del Espinal y Gustavo Rojas Pinilla, a la sazón Presidente de Colombia, estuvo de visita. Una semana antes, el compositor Gonzalo Sánchez, director de la banda del poblado, pidió que le recomendaran un muchacho que hablara bien y él resultó premiado. Creyéndose vocero, hablando durante ocho días, iniciando en La Voz del Espinal con sesenta pesos mensuales, impostando la voz como parte de lo que creía su éxito porque la experimentaba muy delgada, Arnulfo Sánchez López la emisora protestando y así le decretaron su vida. Viéndose sin trabajo decidió volver a empezar pero sin cobro alguno. Pasar complacencias, dar la hora y considerase en el fondo periodista, mitigó su amargura.

La política de los puestos y el Angel de la Guarda

70 años han pasado desde cuando el fotógrafo Luis Cardozo fundó, a partir de las ocho de la noche, en El Espinal, un noticiero llamado El Minuto Informativo, de tan sólo cuatro noticias con los chismes del pueblo. Y 70, también, desde cuando el anciano se enfermó y le tocó a Arnulfo Sánchez estrenarse deveras como periodista. En 1954 con la muerte del fotógrafo, se queda de planta en un oficio que le gusta en exceso y lo entusiasma. Su locura, que cumplía con devota pasión y disciplina, la misma que ahora tiene, lo lleva a ser nombrado corresponsal de El Siglo. Tratar de salir siempre con noticias nuevas, inventarse fenomenales inundaciones con fotos tomadas a enanos de un circo con el agua hasta el cuello, le ofrecen puntos altos para ir ascendiendo en la carrera. Es ahí donde renuncia a su cargo de maestro, a su apodo de maestrico y pasa luego a ser secretarios de la sindicatura del hospital donde se gana doscientos pesos cada mes. Después iría a ser secretario del Consejo del Espinal, se metería en política al lado del jefe conservador Felix Tiberio Guzmán e iría a convertirse en secretario del Comando de Juventudes. Hacer méritos para que lo nombren secretario del Consejo por dos años, a que lo reelijan, cosa que no ocurre felizmente, le ayuda sin saberlo.

Arnulfo Sánchez, desde entonces, cree que tiene un Angel de la Guarda que lo protege siempre de quedar estancado. Según él, si no fuera por esto, ya estaría convertido en un viejito regordete  y con los dientes de oro mirando anochecer sobre una hamaca. Destinado a ser empleado público de acuerdo a sus posiciones últimas y a su misma ambición, su no reelección en el Consejo, lo hace marcharse al lado del doctor Jaime Pava. El, de inmediato, lo nombró redactor del Radio Periódico Doctrina. Para Sánchez López fue un gran salto, pues la Voz del Tolima era un monstruo comparado con su antiguo empleo, Aquí viene otro oficio, ya que de redactor de noticias se convirtió en flamante locutor por iniciativa de Adriano Tribín. Aunque siempre soñó con ser un abogado, la falta de dinero le frustro aquella idea, pero nunca buscar sobresalir en lo que hace.

Un viajero de la radio

Cuando apareció como periodista en La Voz del Tolima, se tropieza con dos figuras importantes: Adriano Tribin Piedrahita como administrador y Pedro Antonio Rocha como locutor. La suerte, de nuevo, se atravesaba en su camino. Debido a que Rocha no fue un día, a él le toco hablar. Al principio, con mucho miedo, pero después le fue cogiendo gran confianza. De allí pasó a Ondas de Ibagué donde trabajaba Jorge Barón quien leía cuñas mientras Arnulfo leía las noticias. Fue esta una época dorada de la radio. Jaime Pava Navarro, se vuelve radiodifusor y Sánchez López parte para Villavicencio a inagurar La Voz del Llano. Transcurre 1961 y de nuevo esta circunstancia, refuerza su destino. Se vuelve corresponsal de El Tiempo y comienza a cambiar su forma de pensar respecto a la política, ya que antes era un conservador recalcitrante, de esos que hacen discursos explosivos, como por Alto Viejo, donde nació su papá, donde trató de hechar uno, donde habló cuatro minutos pero sin concretarse en las ideas. Sánchez también fue a Neiva  y ayudo a fundar la radio Colosal, de Jaime Pava, convirtiéndose como en trotamundos detrás suyo.

En Villavicencio durante nueve años, cambia de mentalidad y le coge bronca a la política, se vuelve mujeriego y goterero hasta que la campana de los astros lo regresa a Ibagué el primero de septiembre de 1970. Es su esposa Angela, llanera, quien lo notifica al producirse el matrimonio que desea marcharse. Dicho y hecho. Comienza  trabajar en Ecos del Combeima, en Econoticias y está para completar 50 años de labor continua y exitosa. Con su retorno deja la renuncia de corresponsal de El Tiempo, pero Enrique Santos lo nombró de nuevo en Ibagué. Completó 25 de corresponsal titular en este diario.

El periodismo y su rutina

Para Arnulfo Sánchez, el periodismo de acá es genuflexo, matriculado, grupista, Partidista, que solo está pendiente de una cuña oficial. Él hace un periodismo en donde se muestra abierto, independiente de las cosas y siendo que es una emisora conservadora, él aplica un criterio liberal. Por esto, piensa, que ha tenido su éxito. De otra parte, Sánchez considera que hay una crisis, una desidia por no capacitarse y la gente tiene un estilo antiguo donde solo lo hacen por cumplir y nada más. Quien no pertenece a ninguna escuela de periodistas, lee con fervor los despachos internacionales, pues cree que allí están los mejores periodistas del mundo. Sufre mucho por que es muy perfeccionista en la redacción, y así gaste gran cantidad de tiempo en hacer una crónica le invierte lo que sea.

 

Este hombre tímido, aunque la gente no le cree porque en la radio es un hombre extrovertido, trota en el parque centenario desde las cinco y cuarto, y a las siete, encorbatado sale a hacer llamadas, escribe El Correo de las Brujas, redacta la corresponsalía de El Tiempo, mira las noticias que hay que repasar; y en contacto con Fidelina Caicedo, una socia en la empresa de levantar las cuñas, completa su mañana. A las dos y media, luego de que le hacen sus masajes del lunes hasta el viernes, una terapia regia que le ayuda a pensar en sus proyectos, la vida continúa sin alterar su ritmo.

Un protagonista en sus bodas de oro

Servirle al Tolima difundiendo noticias o provocando con ellas reacciones que ayudan al progreso de la tierra, estimular valores y denunciar entuertos, convertir a su departamento en una causa que el país examine y hasta ayude, lo hacen protagonista de este siglo.

50 años sin dar tregua ni pedirla con  la gran devoción de un obstinado, con servicio en mayúsculas, vuelven a Sánchez López en un hombre de importantes servicios.

Ahí, en medio de la admiración y de la envidia, con la más importante colección de los maestros clásicos en la pintura que penden con orgullo en las paredes de su amplio y confortable apartamento, continua su labor. Y todo mientras entonces preparaba nuevos viajes, emprendía otros caminos que lo llevaran de nuevo a ver el mundo, a recorrer Europa con ojos asombrados y aprendices, a sentarse otra vez, solo, en su silla de la ONU y creerse de pronto personaje, a pasearse por las playas de Cannes, entrar al Vaticano, quedarse lelo, durante largo tiempo con las obras de arte de la capilla sixtina, asistir a las ceremonias y rituales del palacio de Buckingham, en Londres, beber en Barcelona o en las tascas hermosas de Madrid inolvidable, tomar cerveza como loco en Zurich, examinar mujeres en las calles de Frankfurt, pasear como siempre bien despacio por la leyenda en Roma, ver Niza o jugar a la suerte allá en Las Vegas, lo persiguen siempre con optimismo, pero cuando llega a divertirse con sus hijos en los múltiples juegos de Miami, imagina otras vías para hacerse escuchar de su gente y reunir multitudes. Tal vez la fecha de su nacimiento lo marcó para siempre. Hacerlo el 24 de junio cuando en el Tolima las fiestas muestran todo lo que tiene por dentro de tradición y música, le darían un destino.