La Junta de la Cámara
La Cámara de Comercio es por naturaleza la propulsora de la formalidad y el desarrollo regional. Su papel en materia de competitividad es determinante, en este sentido, es mandatorio ejercer un papel activo en el funcionamiento de la misma.
Los empresarios formales no deben permanecer al margen del desempeño de la Cámara de Comercio y de ejercer un rol participativo que contribuya al progreso de la ciudad. Elegir la junta directiva de este ente gremial, requiere un enorme compromiso y responsabilidad que debe suponer apartarse de cualquier interés propio o de un tercero, mucho menos, de un interés político.
En una ciudad con los índices de empleo y competitividad tan bajos, es urgente contar con una junta directiva profesional, con miembros independientes, responsables, cuyo aporte sea dinámico, propositivo y desprovisto de cualquier intención que pueda ser considerada favor. Desarrollar económicamente la región es un papel de todos los que hacen parte de la cadena de valor de la Cámara de Comercio; pocos conocen la razón de ser de este gremio, por lo cual debería haber una mayor pedagogía para que se entienda que el papel de la Cámara de Comercio no solamente reposa en el recaudo del registro mercantil, cuyo ingreso es permanente y su generación proviene de un mandato legal, mas no en un desempeño propio del ente gremial.
Trabajar en planes y programas para incrementar la formalidad y de esta manera mejorar la competitividad, los índices de desempleo y tributación, son tareas fundamentales a cargo de la Cámara de Comercio; exigir un papel más responsable y profesional de su junta directiva, es apenas natural en medio de la situación que vive nuestra ciudad.
Históricamente, hemos visto por largos periodos de tiempo, que la Cámara de Comercio ha sido liderada por unos pocos que, con una buena intención, se espera, han querido participar tratando en vano de generar impulso a la ciudad. De haber una participación idónea, alejada de intereses particulares, seguramente no tendríamos una ciudad tan rezagada. En tal sentido, cobra vital importancia elegir una junta con competencia, la cual debe trabajar por impulsar la región.
Lo deseable no es una coadministración, prohibida legalmente, por el contrario, debe haber un equilibrio y una participación plural de los diferentes sectores económicos, que controle y apoye la labor del presidente ejecutivo, con una intención real por mejorar el entorno económico de la ciudad. Estamos ad portas de la elección de la nueva junta y, afortunadamente la ley impide que los miembros de junta se perpetúen garantizando una renovación que garantice nuevas dinámicas hacia la consecución de los resultados que redundan en el bienestar de la ciudad.
Una Cámara de Comercio bien dirigida no debe depender exclusivamente de los ingresos propios del registro mercantil, por el contrario, debe diseñar e implementar estrategias para obtener recursos que le permitan ser auto sostenible con un portafolio de servicios atractivo para todo aquel que pretenda iniciar una actividad comercial y para quienes ya la ejercen. Es el momento de analizar cada plancha, validando la calidad de empresarios que se quiere tener en la junta directiva, que posean independencia e interés auténtico por construir.
Debe haber una renovación en donde se puedan evidenciar los resultados para que no quede el sinsabor permanente entre algunos comerciantes, que concluyen que la Cámara de Comercio no aporta, no sirve o, que algunos de sus miembros carecen de independencia, sirven a intereses ajenos y su participación no es diferente a la de viajar a ferias y congresos que no representan avance o resultado alguno para la región.