Gilbert Mejía, presidente de la veeduría nacional Por una Salud Digna, ha sido blanco de una serie de amenazas que no solo atentan contra su integridad, sino que ahora alcanzan a su familia, particularmente a sus hijos, de quienes ha, presuntamente, recibido fotos enviadas por sus acosadores, confirmando el seguimiento al que han sido sometidos.

Mejía explica que estas intimidaciones responden a su trabajo en defensa de los derechos de los pacientes, enfrentando trabas y manipulaciones que, según él, son frecuentes por parte de algunas entidades de salud.

Aparentemente, estas prácticas incluyen, entre otras, la alteración de historias clínicas para evadir la entrega de medicamentos y la realización de procedimientos necesarios.

Un caso que ha destacado Mejía es el del pequeño Juan Ángel Rodríguez Salazar, un niño que padece una enfermedad degenerativa, y cuyo tratamiento ha sido retrasado en varias ocasiones.

En este caso, como en muchos otros, Mejía ha actuado con firmeza, presentando demandas y tutelas para exigir que las entidades  a las que les hace veeduría respondan.