Opinión: La verdadera revolución es la educación
El conocimiento es la gran riqueza, que individual y colectivamente tiene la humanidad, en otrora la educación estaba reservada para unos pocos quienes, aprovechándose de ello, establecían dominios, conquistas y riquezas. Hoy mas que nunca esta demostrado, que es la educación el mayor valor de quien la posee, es la forma, que personas y estados garanticen su progreso y bienestar.
Por eso el acceso a la educación es el único instrumento, que garantiza que haya equidad para el equilibrio social, en el Tolima donde se lucha permanentemente contra la pobreza, contra las consecuencias de décadas de abandono del estado y mucha violencia, es la educación el mejor instrumento para lograr tener una mejor calidad de vida, un positivo desarrollo economico y social. Ver la educación como un valor de la democracia y la sociedad, permite que gobernante, gobernados, toda la comunidad entienda, que es un bien común que debe alejarse de las discusiones ideológicas, los fanatismos, las vías de hecho y la violencia, para lograr establecerla como un derecho deber inherente a los ciudadanos, sobre todo aquellos que por sus circunstancias económicas o sociales no pueden tenerla.
Esta decisión del gobernador Ricardo Orozco, con quien me identifico plenamente de la MATRICULA CERO HASTA 2023, es la gran oportunidad que debe ser bien aprovechada por nuestros jóvenes; los estudiantes deben construir su proyecto de vida, desarrollar sus talentos como personas, deben desde aquí generarse los procesos para el bienestar personal, familiar y social. La única y verdadera revolución es la educación, la mejor arma para asegurar unas mejores personas, familia y sociedad.
Esta sin duda será la gran oportunidad también, para formar ciudadanos con una gran capacidad de comunicación critica, activismo social, que no traguen entero, a quienes no podrán engañar con ideologías o discursos de inconformismos sociales, porque esta lucha de la educación gratuita, la ganamos quienes en el hacer y en los hechos, desvanecemos los discursos vacíos, los fanatismos contra el progreso y la irracionalidad.