Biden y la economía colombiana
Las expectativas de las transformaciones económicas a nivel mundial por el cambio de gobierno en Estados Unidos nunca estuvieron sometidas a tanta polarización y polémica que sin ninguna duda tiene efecto directo e inmediato en la geopolítica. No obstante, como en la vida, no existen los conceptos absolutos sino una gama muy variada de grises y desde el análisis económico se debe informar con claridad y sensatez.
Y esa sensatez viene de tener en cuenta tres grandes sucesos que afectaron en diferente medida la economía colombiana en los últimos doce años pero que sin ellos es imposible hacer un análisis correcto de la misma: 1) la crisis financiera de 2008 de la burbuja inmobiliaria, 2) la baja histórica de los precios del petróleo entre 2014 a 2016 y 3) obviamente el innegable e inevitable impacto del Covid-19.
El canal estatal France 24 deconstruye los puntos de éxito que tuvo en materia de política económica Donald Trump en su justa medida, puntos que aquí nos tomaremos la libertad de desarrollar en paralelo con la economía colombiana para llegar al punto principal de esta columna: ¿en qué nos afecta económicamente como país y sociedad el cambio de gobierno en Estados Unidos en un muy duro inicio de década para los mercados del mundo?
Inicialmente, tomaremos el orden de dicho reportaje como primer factor neurálgico:
Desempleo
“Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, el desempleo estaba en un nivel ya bajo de 4,7%. Durante su investidura en enero de 2009, su predecesor Barack Obama heredaba un desempleo de 9,8% tras la crisis financiera derivada de los créditos hipotecarios basura en 2008. Cuatro años más tarde, cuando el demócrata inauguró su segundo mandato, la cifra de personas sin empleo había bajado y el guarismo se ubicaba en 6,6%. El desempleo siguió bajando hasta la pandemia para alcanzar en setiembre de 2019 su nivel más bajo en 50 años: 3,5%. Hasta febrero pasado quedó en 3,6%. En un esfuerzo por contener el virus la población fue confinada, las escuelas cerradas y los comercios no esenciales dejaron de abrir sus puertas. El transporte aéreo fue drásticamente recortado. Resultado: el desempleo subió a 4,4% en marzo pasado y luego alcanzó su máximo histórico de 14,7% el mes siguiente”
Las diferencias entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo -como Colombia- se reflejan tanto en la calidad, cobertura y transparencia de las ayudas monetarias y en general de asistencia social para la población ya vulnerable y la que va quedando en vulnerabilidad como consecuencia natural de todo proceso de baja en la dinámica de la economía. Según el diario La República coincidiendo con muchos analistas, han sido las peores desde la crisis de 1999-2001 causada principalmente por los precios de la vivienda:
“La pandemia y las medidas de confinamiento preventivo fueron más perjudiciales para el mercado laboral de lo que se tenía previsto para abril. De acuerdo con el Dane, en el cuarto mes del año la tasa de desempleo nacional llegó a 19,3%, lo que significó un aumento de 9,5 puntos porcentuales frente a abril de 2019, convirtiéndose así en la cifra más alta para ese mes desde que se empezó a hacer la Encuesta Integrada de Hogares en 2001. No obstante, el desempleo habría llegado al nivel más alto desde que se tiene registros oficiales sobre el mercado laboral, con 4,1 millones de personas en esta situación. Según Juan Daniel Oviedo, director de la entidad estadística, al revisar la ‘serie empalmada de empleo’ que tiene registros sobre la tasa de ocupación desde 1988, se evidenció que esa misma estadística, en abril de 2020 (41,6%), es la más baja de la historia. Pues, de hecho, hace 30 años la tasa de ocupación llegaba a 51,4%. Así las cosas, mientras en promedio en 2019 se habló de que la población que estaba trabajando en el país estaba compuesta por aproximadamente 22 millones de personas, en abril de 2020 la cifra fue de apenas 16,5 millones”.
Además de los factores mencionados sobre la urgencia del apoyo y asistencia social, algo que hace la diferencia en la eficiencia y eficacia de la administración pública es precisamente los de generar rápidamente políticas de reactivación económica que potencialice los puntos fuertes y reenfoque las actividades económicas y por qué no sus dinámicas.
A esto se refiere la propuesta del plan del nuevo gobierno americano de Joe Biden, un plan de 1.900 millones de dólares, el más alto en la historia de los gobiernos del siglo XXI en dicho país, y que generará un punto de comparación para nuestros países y de su éxito o fracaso parcial o total dependerán las nuevas maneras de ver la realidad económica, las decisiones financieras no solamente como un modelo moral si se quiere, sino por el impacto que tendrá en la capitalización del dólar, el valor de las acciones en los principales mercados y el aumento de las exportaciones más allá del oil & gas en la apertura esperada a América Latina.
El análisis continuará.