El problema de la seguridad
Las ciudades principales registran diariamente diferentes modalidades de robo, ¿y lo peor?, es que los delincuentes cada vez son más violentos a la hora de cometer sus fechorías, utilizando armas de fuego para infundir más miedo y terror en sus víctimas.
Expertos en seguridad concluyen: que La pandemia nos puso una situación diferencial en seguridad porque durante más de tres meses estuvimos confinados y claramente los delincuentes también lo estuvieron, por consiguiente están alborotados. Ahora bien, la pasividad de la fuerza pública ante estos casos ha producido que la misma ciudadanía mediante acciones de hecho, trate de hacer justicia; es la razón por la cual, también es recurrente ver como los ladrones resultan expuestos, siendo insultados, golpeados e incluso, para avergonzarlos aún más, los desnudan delante de todos.
Estos actos evidencian el cansancio que tenemos los colombianos por cuenta de la constante inseguridad que pulula en las calles, centro comerciales, conjuntos residenciales, al andar en moto o carro, pues ya no hay lugares vedados para los ladrones. Desde luego, todo lo anterior hace que se desconfíe de las autoridades y en el aparato judicial del país, porque cuando se denuncia, si es que se hace, los asaltantes salen libres a los pocos días.
Entonces, la explicación de fondo es que la pandemia, mientras estuvimos confinados, sirvió para que bajaran las cifras de delincuencia en las ciudades, sin embargo, la difícil situación económica por la que se atraviesa a raíz de la misma pandemia, incide en la proliferación de ladrones que a como de lugar, pretenden conseguir lo que dejaron de percibir. Además, no se puede esconder que en Colombia es rentable delinquir. Según el observatorio de seguridad de Bogotá, un ladrón trabajando de lunes a viernes puede ganar más de dos millones de pesos, por lo tanto, para algunos tiene más provecho económico, delinquir que estar en la legalidad.
Adicionalmente, expertos creen que en la Policía se está presentando un problema por la salida masiva de uniformados al cumplir 20 años de servicio y que desde allí las incorporaciones no han logrado equiparar el número de hombres que se necesitan.
Finalmente, la percepción de seguridad en el país va en declive, las víctimas se hacen más visibles gracias a las redes y con ellas la angustia de lo que está pasando. Hago un llamado respetuoso para que la fuerza pública para que le preste mayor atención a este problema de inseguridad y que con contundencia, enfrenten a estos hampones que le quitan La Paz a la sociedad.